ley de aguas

Ley de Aguas: aguas subterráneas y su gestión sostenible

A propósito del dictamen afirmativo que otorgó la Comisión Permanente Especial de Ambiente de la Asamblea Legislativa a la Ley para la gestión integrada del recurso hídrico (expediente no. 20212) y, con la disposición de ser proactivo en la modernización de este recurso estratégico para el país, en lo que sigue planteo algunas observaciones relevantes a fin de que sean consideradas en la ley que finalmente pueda ser aprobada por el Plenario.

Aclaro que hago estas observaciones después de analizar el proyecto de ley dictaminado y desde una perspectiva absolutamente técnica, sin el deseo de beneficiar o afectar a ningún sector específico de nuestra sociedad. Señalo esto, pues es claro que en el tema de recursos hídricos existe una serie de sectores que tienen intereses y visiones muy diferentes, lo cual hace que la obtención de un criterio de equilibrio no sea sencillo alcanzar. Sin embargo, a opinión del autor, el tema técnico debería ser el que permita acercarse a ese punto de equilibrio.

Las observaciones y sugerencias de mejora del proyecto de ley son las siguientes:

1.- No se contempla un tema estratégico para el país que es el hecho de que son las aguas subterráneas el recurso más importante que debe ser normado. Como hemos señalado, desde el 2003 (ver: www.allan-astorga.com), nuestro país tiene un enorme potencial de aguas subterráneas, tanto en acuíferos someros como profundos. Por ello, la propuesta requiere ser mejorada en esta perspectiva, dado que la gestión de las aguas subterráneas es bastante diferente a la de las aguas superficiales.

2.- Las aguas subterráneas requieren se modeladas geológicamente, con modelos estratigráficos, estructurales y litológicos apropiadamente realizados por profesionales en geología, tal y como establece la Ley del Colegio de Geológicos desde el año 1973. La no consideración de esta realidad técnica ha llevado a que se genere una gran confusión, pues se han gestionado las aguas subterráneas igual que las aguas superficiales, algo que la nueva ley debe resolver de forma eficaz.

3.- La propuesta de ley, al tomar el tema de las aguas subterráneas, con la misma visión de las aguas superficiales, pierde la oportunidad de realizar un efectivo ordenamiento de la gestión de ese recurso subterráneo. Por ejemplo, en la definición de acuífero, no realiza la diferenciación básica de que existen diferentes tipos de acuíferos, empezando por separar los confinados y los acuíferos abiertos o freáticos. La no realización de esta diferenciación ha provocado y seguirá provocando muchos conflictos en el manejo de las aguas subterráneas, lo cual afecta a todos, tanto a los grupos productivos como a los grupos ambientales y comunidades por la confusión que se ha generado.

4.- Se corre el riesgo, también, de perder la oportunidad de caracterizar los manantiales (o nacientes) según sus características hidrogeológicas. En el proyecto de ley, no se separan los brotes de aguas subsuperficial que son muy abundantes en nuestro país, de los verdaderos manantiales que fluyen desde un acuífero. Además, los manantiales requieren ser categorizados, para gestionar su protección de forma proporcional a su caudal. No es lo mismo una salida de agua de 0,1 litro por segundo que uno de 100 litros por segundo.

5.- En el tema de las áreas de protección de los manantiales de los acuíferos, se corre el riesgo de no poder ordenar científicamente el tema, según criterios geológicos e hidrogeológicos. Solamente se transcribe, tal cual, el artículo 33 de la Ley Forestal, como si no hubiese habido avance científico en el tema durante las últimas décadas. Es urgente y necesario, que se establezca en la ley que con el debido estudio hidrogeológico que considere el sentido del movimiento de las aguas subterráneas en el subsuelo, para un acuífero freático, el área que establece el radio de protección puede ser sustituida por un área de captura inmediata o tubo de flujo que establezca el área de protección con el debido criterio científico y de esa forma no se afecte una superficie del terreno (que puede ser hasta un 70 %) como área de protección del manantial que en realidad no se ocupa establecer como tal.

6.- Deseo notar que lo señalado en el punto anterior es fundamental para un país tan rico en aguas subterráneas como nuestro país, ya que existen decenas de miles de manantiales, muchos de ellos todavía no identificados y de allí que, si no se aplica esta medida científica, los conflictos entre el uso del suelo y la protección de los manantiales, lejos de resolverse con la nueva ley, se incrementarán aún más. Aclaro que, en el tema de manantiales que brotan de acuíferos confinados, las reglas de protección son completamente diferentes, pues no se requiere establecer un área de protección como se hace para los manantiales de acuíferos freáticos.

7.- Otra omisión que identificamos en la propuesta de nueva ley de aguas se refiere al tema de la protección de áreas de recarga y de vulnerabilidad a la contaminación de los acuíferos. Como señalamos desde el 2003, cerca del tres cuartas partes del país son áreas de recarga acuífera y casi el 100 % de las actividades productivas (urbanas, agrícolas, industriales, etc.) se dan sobre esas áreas de recarga que también son zonas con diferente tipo de vulnerabilidad a la contaminación de las aguas subterráneas. En este aspecto, la nueva ley requiere ser moderna y novedosa. Es imprescindible que se tome en cuenta la aplicación de medidas tecnológicas apropiadas para prevenir la contaminación de los acuíferos. Existen muchas medidas tecnológicas que pueden ser establecidas en el reglamento de la ley, pero es indispensable que la ley las mencione. Si esto no se hace, en la práctica, no se estaría dando ningún avance, respecto a la legislación actual. A este respecto la ley debe establecer lineamientos y plazos de transición para que todas las actividades humanas potencialmente contaminantes para que puedan ir readecuando sus tecnologías para proteger las aguas subterráneas, incluyendo las actividades agrícolas y agropecuarias.

8.- En el tema de la administración del recurso, como hemos señalado, centrar toda la gestión, tanta técnica científica como la administrativa en una sola entidad, no deja de ser un riesgo de que, finalmente, la gestión del recurso se politice. Sería ideal que la parte técnica científica estuviera separada dentro de las tareas de un Servicio Geológico de Costa Rica, algo que podría ser previsto en la ley para que el poder del manejo del recurso no se centrara en una sola entidad.

9.- Además, de lo señalado en el párrafo anterior, y considerando la riqueza en recursos hídricos subterráneos y superficiales que tiene el país, se hace necesario dar más participación a los gobiernos locales y sus comunidades. Esto, siempre que se haga con criterios técnicos bien normados por el reglamento de la ley. La participación de los gobiernos locales y sus comunidades, se considera muy importante, dado que la gestión de los recursos hídricos, particularmente, los subterráneos, tanto en áreas de protección de manantiales y cuerpos de agua, como en áreas de recarga y descarga acuífera, afecta directamente el uso del suelo y, en general, la planificación territorial. En este aspecto es vital que las municipalidades cuenten con unidades técnicas para la gestión de los recursos hídricos subterráneos y superficiales de en sus territorios. La descentralización, con reglas bien definidas por un reglamento técnico marco, es clave para que la gestión integrada del recurso funcione.

10.- Finalmente, para no alargar el tema, la reducción de forma absoluta de las áreas operacionales de los pozos a 10 metros de radio, no parece ser una solución apropiada y que aplique a todos los pozos. Pueden existir pozos que extraigan agua de acuíferos profundos y confinados, por lo que el radio de operación podría ser más reducido, mientras que, para acuíferos freáticos, es el caudal de extracción y las características geológicas de las rocas las que permiten establecer ese radio operacional. Se considera que nuevamente, debe dejarse a que sean los estudios técnicos los que establezcan el radio operacional final y no un valor absoluto, definido arbitrariamente y que podría interpretarse como una regresión en la medida de que en la actualidad dicho radio es de 40 metros.

Como se puede ver, la introducción de estas observaciones en el nuevo proyecto de ley no resulta difícil y con ello se podría acercar a una ley mas equilibrada y moderna; así como más balanceada para todos los sectores.

Es criterio del autor que, si se hace necesario modernizar la ley de aguas, pero con un criterio más científico técnico y de allí que haga mi contribución por este medio. Es necesario que nuestro país avance, sobre todo en la actual coyuntura que estamos pasando. Esperemos que nuestra Asamblea Legislativa logre desarrollar una Ley de Aguas avanzada, del siglo XXI, que realmente use la ciencia para proteger y gestionar de forma eficiente uno de los recursos naturales más importantes que tiene nuestro país, principalmente el agua subterránea.

Publicación original Agosto 10, 2020 4:45 am

El tema ambiental en el mensaje presidencial

El men­sa­je del Pre­si­den­te de la Re­pú­bli­ca sobre el es­ta­do po­lí­ti­co de la Re­pú­bli­ca y los asun­tos de la ad­mi­nis­tra­ción, del pa­sa­do 1º de mayo del 2015, pone en evi­den­cia, una vez más, que lo que se es­cu­chó fue un dis­cur­so pla­ga­do de anun­cios de cosas he­chas y por hacer, pero que en lo que atañe a la si­tua­ción am­bien­tal en Costa Rica, de­no­ta gra­ves la­gu­nas y des­co­no­ci­mien­to por parte de nues­tro Pre­si­den­te.  En reali­dad, las cosas no mar­chan tan bien y la “finca en­cha­rra­la­da” que en­con­tró el Pre­si­den­te sigue sin lim­piar­se. La si­tua­ción am­bien­tal de nues­tro país es su­ma­men­te crí­ti­ca, tal y como lo vie­nen ad­vir­tien­do los úl­ti­mos in­for­mes del Es­ta­do de la Na­ción. Nada le hu­bie­se cos­ta­do al señor Pre­si­den­te leer­se el úl­ti­mo in­for­me para en­te­rar­se de lo que pasa y usar­lo como línea base para abor­dar la parte am­bien­tal de su ges­tión. En su dis­cur­so, el tema es to­ca­do por el Pre­si­den­te, como algo se­cun­da­rio, evi­den­cian­do así que no forma parte sus­tan­cial del con­fu­so rumbo por el que quie­re di­ri­gir a nues­tra na­ción.

Con­tex­to mun­dial: el papel efec­ti­vo de nues­tro país en el orden mun­dial no de­be­ría ser el de “apro­ve­char” la co­yun­tu­ra en su be­ne­fi­cio, dado el nuevo “orden in­ter­na­cio­nal” y las ame­na­zas que se pre­sen­tan como el Cam­bio Cli­má­ti­co.  Nues­tro país tiene que pre­ten­der mucho más que eso!

Un país, cuya fuen­te de pro­duc­ción de ener­gía se basa casi en el 100 % de fuen­tes re­no­va­bles, que se ha com­pro­me­ti­do a ser Car­bono Neu­tral para el 2021, que tiene el 25 % de su te­rri­to­rio con­ti­nen­tal como área pro­te­gi­da, que con­tie­ne cerca del 5 % de la bio­di­ver­si­dad del pla­ne­ta y cuyo te­rri­to­rio ma­rino ha sido una fuen­te fun­da­men­tal de bio­di­ver­si­dad y ri­que­za ma­ri­na, tiene la obli­ga­ción moral de alzar su voz en el mundo y plan­tear la enor­me y ur­gen­te im­por­tan­cia que tiene el darle sos­te­ni­bi­li­dad al desa­rro­llo hu­mano.

Dejar que esa voz se li­mi­te solo a apro­ve­char la si­tua­ción eco­nó­mi­ca es una clara evi­den­cia de que pa­de­ce­mos de un serio caso de “baja au­to­es­ti­ma na­cio­nal” o en su de­fec­to, un pro­ble­ma de “sen­ti­mien­to de culpa” por lo mal que nues­tras au­to­ri­da­des han ac­tua­do du­ran­te los úl­ti­mos años, in­clu­yen­do la ac­tual.

Agen­da am­bien­tal: re­sul­ta vacío y hasta ri­si­ble lo que se se­ña­la en el men­sa­je pre­si­den­cial sobre este tema. Una evi­den­cia más de que el tema se usa más como un re­lleno, que como algo que de­be­ría ser fun­da­men­tal para un país como Costa Rica. Y para mu­chos, una ver­da­de­ra de­silu­sión dado lo que se oyó por parte del Pre­si­den­te en cam­pa­ña elec­to­ral.

Mien­tras que, por un lado, se dice que se im­pul­sa­ron “im­por­tan­tes me­di­das para me­jo­rar la go­ber­nan­za del sec­tor am­bien­tal”, den­tro de la que men­cio­na la “re­es­truc­tu­ra­ción de la SE­TE­NA”, re­sul­ta que en la reali­dad, la SE­TE­NA se dejó con­ve­nien­te­men­te “in­tac­ta”, como una clara con­ti­nui­dad de las ad­mi­nis­tra­cio­nes an­te­rio­res. Con­ti­nui­dad en los mis­mos ye­rros y pro­ce­so de con­trol po­lí­ti­co. Pese a tener la po­si­bi­li­dad de ha­cer­lo, el Es­ta­do a la fecha no ha sa­ca­do nin­gu­na lec­ción de los es­cán­da­les a re­pe­ti­ción en los que in­cu­rre SE­TE­NA desde el 2008.

Con­trol que ha re­sul­ta­do con­ve­nien­te para la apro­ba­ción su­ma­men­te cues­tio­na­da de pro­yec­tos y me­ga­pro­yec­tos que le han con­ve­ni­do a las ad­mi­nis­tra­cio­nes, pero no ne­ce­sa­ria­men­te al país. Va­rios de ellos de­cre­ta­dos de “con­ve­nien­cia na­cio­nal” sin nin­gún es­tu­dio serio para sus­ten­tar­lo: a la fecha estos de­cre­tos si­guen vi­gen­tes cuan­do es per­fec­ta­men­te po­si­ble de­ro­gar­los sin más pre­lu­dios. Con­trol que no se ha usado para nada, en lo re­fe­ren­te a re­sol­ver los se­rie­cí­si­mos pro­ble­mas de pla­ni­fi­ca­ción te­rri­to­rial que ago­bian y es­tran­gu­lan a nues­tro país.

Or­de­na­mien­to te­rri­to­rial: A un año de go­bierno, casi nada se ha hecho por re­sol­ver la enor­me presa de más de 70 pla­nes re­gu­la­do­res que están en­tra­ba­dos en la SE­TE­NA, por falta de una ac­ti­tud téc­ni­ca di­fe­ren­te de esta in­tran­si­gen­te en­ti­dad. Entre el 2010 y el 2014, la SE­TE­NA re­cha­zó o ar­chi­vó el 70 % de los ex­pe­dien­tes de los pla­nes re­gu­la­do­res. Nos pre­gun­ta­mos: qué pa­sa­ría si eso mismo se hi­cie­ra con los ex­pe­dien­tes de pro­yec­tos en eva­lua­ción de im­pac­to am­bien­tal?

Hasta ahora, lo único que se hizo, fue crear una co­mi­sión mi­nis­te­rial que ahora está pro­po­nien­do un de­cre­to cuya base legal es su­ma­men­te cues­tio­na­ble y que no re­pre­sen­ta una so­lu­ción real al pro­ble­ma, sino un nuevo par­che, uno de mu­chos más. ¿Es esto el “cam­bio” que tanto se pre­go­nó en cam­pa­ña elec­to­ral, señor Pre­si­den­te? ¿Dónde han que­da­do sus com­pro­mi­sos en ma­te­ria am­bien­tal sus­cri­tos en el do­cu­men­to Pacto Am­bien­tal?

Por su parte, se re­ci­bió como he­ren­cia, el Plan GAM 2013 – 2030 y se hizo oídos sor­dos a las ad­ver­ten­cias de que se trata de un Plan sin sus­ten­to am­bien­tal, que sigue la línea de pro­mo­ver un desa­rro­llo ur­bano in­ten­si­vo, de ga­nan­cia rá­pi­da para al­gu­nos sec­to­res pri­vi­le­gia­dos.

El MINAE he­re­da­do: se habla de los es­fuer­zos he­chos para con­so­li­dar el Vi­ce­mi­nis­te­rio de Aguas, Mares y Hu­me­da­les, así como el SINAC; em­pe­ro no se dice nada (ni si­quie­ra una dis­cul­pa), sobre el ver­gon­zo­so tema de de­cla­rar de in­te­rés pú­bli­co la ex­por­ta­ción de ale­tas de ti­bu­rón (irres­pe­tan­do com­pro­mi­sos in­ter­na­cio­na­les) o de emi­tir una Po­lí­ti­ca de Pesca del Ca­ma­rón que se aleja de los ob­je­ti­vos ori­gi­nal­men­te plan­tea­dos. Se borra así con el codo, lo hecho con la mano (res­pec­to al tema de la pesca del atún). Nues­tros mares si­guen des­pro­te­gi­dos y su­je­tos de una de­vas­ta­do­ra pesca legal e ile­gal que ex­po­lia nues­tra ri­que­za ma­ri­na.

No se men­cio­nan en nin­gu­na parte del dis­cur­so los con­fu­sos in­tere­ses que mue­ven el in­te­rés por se­guir con una ob­so­le­ta re­fi­ne­ría china, ni tam­po­co el fias­co y de­cep­ción que im­pli­ca­ron los “diá­lo­gos” para el Plan Na­cio­nal de Ener­gía que han re­sul­ta­do más de los mismo, es decir, un poco de “ato­li­llo con el dedo” para cada sec­tor, sin que real­men­te se or­de­ne una ver­da­de­ra es­tra­te­gia na­cio­nal en este im­por­tan­te tema.

Erro­res y pers­pec­ti­va: aun­que en pri­me­ra ins­tan­cia el Pre­si­den­te re­co­no­ce que se han co­me­ti­do erro­res, llama la aten­ción que de­trás de los mis­mos no viene una dis­cul­pa y la dis­po­si­ción a rec­ti­fi­car la causa de los mis­mos, todo lo con­tra­rio, los jus­ti­fi­ca como parte del “pro­ce­so” y los ca­li­fi­ca al decir que “no son tan­tos ni gra­ves”, algo que le co­rres­pon­de a la so­cie­dad misma y no a quién pro­vo­có esos “erro­res”.

En la pers­pec­ti­va de lo que “sigue”, el Pre­si­den­te nos ade­lan­ta lo que va a pasar con el tema am­bien­tal: prác­ti­ca­men­te nada!

Salvo la so­li­ci­tud a los dipu­tados de que se im­pul­se la ley para el Tren Eléc­tri­co In­ter­ur­bano de la GAM (ex­pe­dien­te le­gis­la­ti­vo 18.252), no se dice nada más. Esto a pesar de que hay im­por­tan­tes temas pen­dien­tes: como la nueva Ley de Aguas, la pro­mul­ga­ción de una ley que des­po­li­ti­ce por com­ple­to a la SE­TE­NA, así como la de­ro­ga­to­ria de la Ley de Hi­dro­car­bu­ros y la trans­for­ma­ción de la Di­rec­ción de Geo­lo­gía y Minas, en el Ser­vi­cio Geo­ló­gi­co de Costa Rica, entre otros.

La res­pon­sa­bi­li­dad del Es­ta­do en la muer­te de am­bien­ta­lis­tas en Costa Rica en años re­cien­tes y la bús­que­da de me­ca­nis­mos para evi­tar la si­tua­ción de total im­pu­ni­dad tam­po­co pa­re­cen in­tere­sar ma­yor­men­te a nues­tras au­to­ri­da­des. Se hu­bie­se es­pe­ra­do un poco más al con­me­mo­rar­se este mes el se­gun­do aniver­sa­rio de la muer­te de Jairo Mora.

Otra evi­den­cia clara de que el tema am­bien­tal, se en­cuen­tra en un se­gun­do plano, uti­li­ta­rio, más que esen­cial, lo de­mues­tra la in­vi­ta­ción que hace el Pre­si­den­te a los jefes de frac­ción para “es­ta­ble­cer un pacto na­cio­nal por la di­ver­si­fi­ca­ción pro­duc­ti­va, el cre­ci­mien­to de la pro­duc­ti­vi­dad, el pro­gre­so so­cial y la re­no­va­ción de la de­mo­cra­cia”, de­jan­do en el ol­vi­do, el tema am­bien­tal y, so­bre­to­do, la sos­te­ni­bi­li­dad de ese desa­rro­llo. Según pa­re­ce, los datos del Es­ta­do de la Na­ción sobre la de­sigual­dad cre­cien­te que pro­vo­ca el ac­tual mo­de­lo de desa­rro­llo cos­ta­rri­cen­se no pa­re­cen in­tere­sar a nues­tro Pre­si­den­te.

Cuan­do vemos la úl­ti­ma frase del Men­sa­je que dice que “Dios nos dé fuer­zas y en­ten­di­mien­to a todas y todos los cos­ta­rri­cen­ses para se­guir cons­tru­yen­do jun­tos, en paz y ar­mo­nía, una Pa­tria más prós­pe­ra, más justa, más libre y más digna”, nos in­va­de una ex­tra­ña sen­sa­ción, ade­más de notar toda au­sen­cia a la sos­te­ni­bi­li­dad del desa­rro­llo: ¿es este un Pre­si­den­te de­ci­di­do o es este un Pre­si­den­te ate­mo­ri­za­do?

Nues­tra con­clu­sión es que pa­re­cie­ra que el tema am­bien­tal está sien­do aban­do­na­do por esta ad­mi­nis­tra­ción, cuan­do lo co­rrec­to hu­bie­se sido rec­ti­fi­car el equi­vo­ca­do rumbo de las dos úl­ti­mas ad­mi­nis­tra­cio­nes. No hay nin­gu­na duda sobre ello y los in­for­mes del Es­ta­do de La Na­ción son más que con­tun­den­tes al res­pec­to.

La ac­tual ad­mi­nis­tra­ción aún está a tiem­po, para re­co­no­cer sus erro­res y rec­ti­fi­car su ac­ti­tud para con este vital tema na­cio­nal. El no ha­cer­lo po­dría pro­vo­car que gran parte de los que vo­ta­mos por el Pre­si­den­te sal­ga­mos a la calle a re­cor­dar­le lo que él mismo se com­pro­me­tió en cam­pa­ña a lle­var ade­lan­te